LA QUINUA
Su sabor recuerda bastante al del arroz integral, aunque su textura es mucho más fina, parecida al sémola.
Fue el alimento básico de los Incas durante miles de años hasta la llegada de los conquistadores, que sustituyeron su cultivo por el de maíz y patatas. Hoy día vuelve a cultivarse en los Andes, en Inglaterra y algunas de sus variedades, en diversos países. 

La quinua ("Chenopodium quinoa Willd") no es propiamente un cereal aunque forme granos o semillas, es una planta anual de hojas anchas perteneciente a la familia de las quenopodiáceas, a la que también pertenecen la remolacha, las espinacas y las acelgas. Además de las semillas, también se aprovechan las hojas cocinadas como verdura fresca. 

Siembra y cosecha

La siembra se realiza entre septiembre y diciembre, la misma época en que era realizada por los antiguos incas y se cosecha entre los meses de abril y junio. 

Algunas de sus características

Es un alimento de fácil digestión y se puede hacer germinar en poco tiempo. Su sabor recuerda bastante al del arroz integral, aunque su textura es mucho más fina recordando al cuscus. Su larga conservación se debe a la presencia de una saponina que protege el grano del ataque de parásitos o insectos, que sólo desaparece al lavarse con abundante agua. 

Valor nutritivo

Tomado de: Componente Educativo.  Acciones Educativas, Asesoría y Asistencia Técnica. Gobernación de Antioquia - Universidad de Antioquia. Contrato 4600000584 de 2013.

Seguridad Alimentaria y Nutricional

En Colombia aún viven personas que por diferentes razones padecen hambre y encuentran limitantes para que se les cumpla su derecho a una alimentación adecuada.  Ello, pese a que está comprobado que existen recursos económicos y productivos suficientes para alimentar a todas las personas.  Se considera que no es la falta de alimentos, sino la inadecuada distribución de los mismos, asociada a condiciones de inequidad y exclusión, lo que hoy en día nos enfrenta al reto de la superación del hambre.

Para enfrentar este desafío y luchar por el cumplimiento del derecho a la alimentación adecuada existe un instrumento llamado seguridad alimentaria y nutricional (SAN).  Al gestionar la SAN, se puede avanzar en el logro de mejores condiciones de alimentación, lo cual es imprescindible para que las personas tengan una vida activa y sana y puedan contribuir al desarrollo (1).

De igual forma, la gestión de la SAN contribuye a un trabajo articulado de todos los actores, pues permite, que cada sector y entidad aporte a la solución de los problemas asociados a la alimentación y la nutrición.

¿Por qué luchar contra el hambre y la pobreza?

En el mundo se reconoce que para alcanzar un nivel mínimo en las condiciones de desarrollo los países deben superar la pobreza y combatir el hambre, lo cual quedó planteado en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, promulgados en la Cumbre del Milenio que tuvo lugar en el año 2000 y que pretende reducir a la mitad el número de personas que padecen hambre (2).

En la lucha contra el hambre se han trazado estrategias y establecido compromisos a nivel mundial, como fueron la Conferencia Internacional sobre Nutrición (1992), la Cumbre Mundial de Alimentación (1996) y la Cumbre Mundial de Alimentación: cinco años después (2002), entre otras.  Asimismo, las Naciones Unidas exhortan a los países y sus gobiernos a tomar medidas para garantizar a todas las personas el derecho a la alimentación adecuada (3). 

Mediante estas estrategias y compromisos se ha logrado disminuir el número de personas que padecen hambre en el mundo, pero infortunadamente,  en el año 2012 todavía existen 868 millones de personas que padecieron hambre crónica, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) (4).  Este problema no es ajeno a nuestro país.  En Colombia, en el 2012, seis millones de personas padecieron hambre (4). 

Lo anterior significa que no tuvieron la posibilidad de contar con alimento“suficiente para tener la energía necesaria que les permita desarrollar una vida activa. Su subnutrición les dificulta el estudio, el trabajo o la práctica de cualquier actividad que requiera esfuerzo físico. La subnutriciónes especialmente perjudicial para las mujeres y los niños. Los niños subnutridos no crecen de forma tan rápida como los niños saludables. Mentalmente pueden desarrollarse más despacio. El hambre constante debilita el sistema inmunológico y les hace más vulnerables a enfermedades e infecciones. Las madres que pasan hambre de forma continua dan a luz a bebés débiles y con falta de peso, y ellas mismas se enfrentan a un mayor riesgo de muerte” (4).

¿Por qué promover la seguridad alimentaria y nutricional de la población?